Tomé asiento dejando a Rober a mi derecha y a Cris a mi izquierda, quedando yo en el centro tendría acceso directo a ambas pollas. Es...
Estaba nervioso. Nunca lo había estado. Ni siquiera cuando me bajé los pantalones la primera vez que Lara M me la chupó. Mi polla cada vez estaba más dura, de un momento a otro me reventaría los bóxers. Me había imaginado la situación durante el día, y ahora, simplemente, se estaba reproduciendo como tal.
Empecé contándoles que Lara solía menearme la polla antes de metérsela en la boca. Era mentira, pero me apetecía disfrutar de sus rabos, saciarme por completo.
Rober me agarró la verga con suavidad, casi como una leve caricia, su mano recorría tímidamente toda mi polla.
Cris cerró los ojos y me dejó su rabo para que lo dirigiera. También tenía el de Rober a mi mando.
La excitación era máxima. Meneaba ambas pollas al compás mientras el guapo de Rober parecía disfrutar con mi polla en su mano. Me ardía la punta del rabo y sabía que faltaba poco para explotar.
¡Joder, quería correrme!
En un intento por frenar mis enloquecidas ganas de vaciarme sobre la mano de Rober me fui directo hacia la polla de Cris. Primero succioné con suavidad la punta de su prepucio que sobresalía un centímetro del glande. Luego le di varios lengüetazos y me la metí directamente hasta sentirla tocar mi campanilla junto a una sensación de arcada que provocó que me la sacara entera.
Su rabo, ahora babeado al completo, me produjo unas ganas locas de repetir la hazaña, pero Rober me sorprendió con su boca. Sin darme cuenta, se estaba comiendo mi polla. Entrar a través de sus labios gruesos, húmedos y calientes, me condujo directamente a meterme el rabo de Cris hasta lo más profundo de mi garganta, y justo antes de atragantarme, exploté toda mi lefa en la bonita boca de Rober, y gemí, gemí como nunca había gemido, mientras se la chupaba a Cris con tanta energía que me agarró de la cabeza advirtiéndome que se iba a correr. No quise hacerle caso, deseaba probar su semen, pero me sacó su rabo de la boca y empezó a lechear como un puto cerdo. Su corrida salió disparada hasta su barriga, el pecho, la mano, y partes de mi cara y mis labios.
Para mi sorpresa, Rober seguía con mi polla dentro de su boca, me la chupaba con ansias, con las mismas que yo había intentado disimular para no parecer que disfrutaba.
Quizá podría no haberse dado cuenta de que estaba tragándose mi leche. No lo sé, pero ahí seguía, chupando, mientras se la cascaba con los ojos en blanco y se corría sobre sus muslos.
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- ##check## ¡ADVERTENCIA!
- Aunque son independientes, los relatos se complementan. ¡No te pierdas ninguno!
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